Tengas dos, diez o veinte años de experiencia laboral, los primeros pasos en un nuevo empleo traen aparejada una dosis de estrés que responde a la incertidumbre de un ambiente desconocido, la avidez por estar a la altura de las expectativas ajenas, y la propia necesidad de validar la decisión de haber aceptado el nuevo desafío. Un factor determinante para que tu camino sea exitoso es conocer cómo trabaja tu jefe, cuáles son sus prioridades y qué se espera de tu adición en la compañía.
Saber cómo manejarte con tu jefe es casi tan importante como saber gestionarte a ti mismo. Esto puede implicar reaprender procesos y formas de trabajo para adaptarte a la nueva organización, y entender que lo que sirvió con tu supervisor anterior puede no funcionar con el nuevo. Por eso, no te bases solo en tus observaciones. Indaga con esta serie de preguntas la cosmovisión de tu jefe, las responsabilidades que lleva tu posición y cuáles son las claves para crecer en la organización.
1. ¿Quiénes son las personas clave en la empresa?
Si bien en los últimos años las organizaciones comenzaron a centrarse fuertemente en el talento y los méritos, todavía es muy importante a quiénes conoces. En otras palabras: las relaciones políticas en la oficina siguen siendo fundamentales, y tu jefe puede guiarte para que conozcas las redes, tanto formales como informales, que rigen la dinámica social de tu nuevo equipo u organización.
2. ¿Cómo prefieres comunicarte?
Sea que trabajes en la oficina, desde casa o en una modalidad híbrida, tienes que consultarle cuál es la mejor forma de comunicarse con él, sobre todo si nunca se han conocido en persona.
3. ¿Cómo puedo apoyar al equipo y añadir valor a la organización?
La respuesta te permitirá redefinir tu rol, alinearte con las expectativas de tu superior y priorizar estratégicamente las tareas y los esfuerzos. Los jefes suelen fracasar en especificar de forma clara cuáles son sus prioridades; invítalo a que verbalice cómo visualiza la integración de los miembros del equipo y a que detalle concretamente qué es lo que más necesita de tu perfil y puesto de trabajo.
4. ¿Qué podría estar haciendo mejor?
Después de un par de semanas en tu nuevo trabajo, esta pregunta permitirá que tu jefe te oriente en cuanto a la brecha entre tu desempeño y lo que se espera de ti. A muchas personas en posiciones de liderazgo aún hoy les cuesta proporcionar evaluaciones negativas, por lo que habilitar este tipo de comentarios puede ayudarlos a centrarse en tus puntos a mejorar. Además, esta pregunta evidencia que estás ansioso por entender cómo puedes ser más eficiente, incluso si estás haciendo muy bien tus tareas.
Trata de establecer alguna modalidad para recibir su feedback sobre tu evolución, sea a través de un chat semanal, un correo electrónico o tal vez un 1-1 quincenal que te dé la pauta para regular y calibrar tus esfuerzos y, así, mejorar tu desempeño.
5. ¿Qué harías en mi lugar?
Se trata de una pregunta que no solo invita a tu manager a empatizar contigo, también le demuestra que lo respetas y valoras su experiencia. Su respuesta seguramente te permitirá profundizar aún más tu comprensión de cómo piensa, siente y actúa tu jefe.
6. ¿Cómo puedo potenciar mi desarrollo profesional?
Los verdaderos líderes se destacan por capacitar y guiar a su gente. Puedes empujar a tu jefe a desempeñar este papel pidiéndole que te evalúe y te ayude a desarrollar tu potencial. Esto significa ir más allá de tu rendimiento para centrarte también en lo que podrías hacer, en ampliar tus horizontes y reinventar tus talentos para potenciar tu carrera. Este tipo de pregunta te será más que útil para aclarar los criterios existentes para las promociones y ser objetivo y pragmático con respecto a tus planes.
Con las respuestas que obtengas seguramente entenderás mejor la posición de tu supervisor, podrán trabajar en sintonía y crearán más oportunidades de éxito conjunto. La clave está en no ver a tu jefe como un obstáculo sino como una parte esencial para tu desarrollo.
María Chehín
Periodismo y Comunicación Institucional